viernes, 17 de enero de 2014

El funeral de nuestros días más felices.


Me pesaba el alma en la guantera,
te sobraban piropos de ida y vuelta.
Me lastraba tu mentira en la bodega,
frenaba mi obsesión a tu ala delta.

De hacer el amor a media luz
al frío polvo semanal planificado.
40 horas por contrato como cruz
de dos ladrones en Calvario equivocado.

Tu vuelo cancelao por el temporal de mi ceguera,
el mío lo perdí en tu sonrisa de museo de cera.
Por terminal, nuestra derrota más sincera.

Empezamos perdiendo el amor
por lo sencillo, los detalles, los matices,
y acabamos brindando con vino
en el funeral de nuestros días más felices.

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