viernes, 22 de enero de 2010

Me dijo un amigo mío

"Es parentesco sin sangre una amistad verdadera."
Pedro Calderón de la Barca


Eso decía Pedro Calderón de la Barca y Barreda González de Henao Ruiz de Blasco y Riaño, por fortuna más conocido como "Calderón". Y yo me fío. Pa no fiarse de alguien capaz de escribir "La vida es sueño", "Casa con dos puertas mala es de guardar", "El alcalde de Zalamea" y "El médico de su honra" por nombrar solo cuatro obras.

La amistad es una relación interpersonal muy simple, aunque compleja de explicar. He escuchado muchas veces decir "La amistad es difícil de encontrar y fácil de perder". El que dijo eso no conoce mi concepto de amistad. Y si lo conoce, no lo comparte. La suya es "otra" amistad. ¿Y la mía? la mía es la mía, muy particular. Aunque se parece a la de algunos de mis más admirados artistas. Uno de ellos es un frecuente de estas páginas: Juan Carlos Aragón.



Ahora que mi vida está cruzando desde el Empire State Building hasta el edificio Chrysler sobre un cable a la pata coja (para la gente más de casa, como cruzar de la Torre de Comares al Hotel Nazaríes, algo así), en este momento se mira uno dentro y busca y rebusca en sus entrañas. Quedan pocas cosas a las que agarrarse, muy pocas.

Una es la familia, que por suerte en mi caso es fiel e incondional. No me ha fallado nunca, es increíble, en 23 años pa 24 no tengo una sola queja. Me han querido, me han apoyado, me han "metío en verea", me han hecho sentir mal cuando era necesario. Una mirada era suficiente para sentir la pena más honda que existe en esta vida: decepcionar a tu padre. En estos casi 24 años, me ha puesto la mano encima una vez. Una sola vez, con todas las que he merecido. Y ni siquier fue encima, que fue de refilón. El resto han sido miradas y palabras o, mejor dicho, ausencia de miradas y silencios. Sí, eso sería más exacto. Así he aprendido a admirarle y a querer ser como él a pesar de que mi personalidad me lo impide. Soy un golfo y golfo me moriré, mientras que él es lo más responsable del mundo. Yo soy un vago; él es un tío tremendamente sacrificao. Y así hasta el infinito y más allá. Tenemos tantas diferencias entre nosotros como puntos en común y supongo que es por eso por lo que a día de hoy, no quiero ser él; pero quiero parecerme a él lo máximo posible.

Otra cosa a la que agarrarse es el amor; pero de eso no tenemos ahora mismo, está agotado y no sabemos cuándo nos van a entrar de nuevo. Los distribuidores son unos impresentables, de verdad. Por más que te firmen contratos y se comprometan, al final siempre te fallan. El amor es pa la gente que sabe querer, dejarse querer y ser querida; y a mí me fallan las tres.

Se me ocurren otras muchas cosas, aunque podrían entrar todas en el mismo grupo: las metas personales. Ya sean profesionales, artísticas, caprichosas,... todas son parecidas. A mí la que más me llena es la artística. Tengo muchos sueños artísticos y pocos o ninguno se cumplirá. Que mis amigos escuchen mis canciones, que las canten conmigo, que mi música emocione a la gente y les haga sentir lo que yo sentí al componerla. Escribir un repertorio de comparsa y defenderlo en el Falla. Son tantas cosas... mientras tanto, me conformo con escribir mis letras y componer mis musiquillas. No voy a cambiar el mundo ni la vida de nadie con esto, pero a mí me hace sentir bien.

La cuarta y última cosa a la que agarrarte es la amistad. Y la amistad es una puñetera maquinaria industrial cientos de veces más compleja que el amor. Eso cree mucha gente. Yo... en parte, pero sobre todo a la hora de explicarlo con palabras. Eso es normal, las sensaciones no se explican con palabras, se expresan con canciones que salen del alma y usan nuestra garganta como un cañón. Por eso no pienso hablar de la amistad, porque es muy difícil hablar de ella. Lo mejor de la amistad es vivirla, ya que es escasa. Los mejores amigos son los mayores tesoros, y esta frase no es mía. Es de Juan Carlos Aragón. Él, como yo, cierra su explicación tal cual la comenzó. Pues que hable él por mí.




"Un amigo es un amigo", me dijo un amigo mío.
Y era tan amigo mío y tanta amistad la nuestra
que no supe qué pensar pero le dije mu dolío
"un amigo de verdad no lo dice, lo demuestra".

Un amigo, amigo, no te dice
"un amigo está pa algo".
Un amigo, amigo, está contigo
en los momentos más amargos.

Un amigo, amigo de verdad,
no dice quiero ser tu amigo;
pero, si es tu amigo de verdad,
tu muerte la muere contigo.

La amistad es regalar
el corazón de un caballero
a un caballero... a un caballero.

Por eso los corazones
de los amigos cañones
son corazones de oro.

Oro por el que te digo
que los mejores amigos
son los mayores tesoros.

Y esos tesoros no tienen
reputaciones ni bienes,

ni huecos en los altares,
que los altares se adoran
a la semana una hora
y otra hora en los bares.

Por eso sé lo que digo:
na más que tengo un amigo
y es mi pare.



Saludos "amistosos" desde la cuenca del Ruhr, capital europea de la cultura 2010.


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