¿Se puede caer más bajo? Más profundo, me refiero. Más hondo. Más dentro del jodido hoyo. ¿Se puede?
Se puede, sí. Pero no puedes ni tan siquiera imaginarlo. Un día te levantas, te miras en el espejo, y ves a una persona totalmente nueva. Ves el sol salir, y le miras con la sonrisa torcida. Porque así deben ser todas las sonrisas reales, las que surgen cuando la vida te ha golpeado lo suficiente como para saber de qué va esto. Sonrisas torcidas. No existe la felicidad plena y menos aún su sonrisa asociada, y por eso le sonríes al sol con el gesto torcido; pero le sonríes, ojo. Que no es poco. Entonces crees que eres un hombre nuevo, que puedes volver a caminar, que empiezas una nueva vida. Iluso de ti, depositas el cien por cien de tu confianza en dicho espejismo que algún día, cuando andes lo suficiente, atravesarás con rabia y despecho. Creíste que podías desafiar al destino; pero nació siendo un grandísimo hijo de puta y el paso del tiempo sólo le da más fuerza. Creíste, niño inmaduro, que podrías fugarte así como así. Descubriste, con la boca abierta y el rostro pálido como la mismísima muerte, que la vida no es Prison Break, tú no eres Scofield y los barrotes de esta celda son más gruesos y más duros. Creíste, ingenuo, que todo iba a cambiar de la noche a la mañana. Pero aquí las noches son más largas, y ni siquiera sabes si el sol saldrá mañana.
Para llegar a ese estado iluso e imaginario hizo falta creer que estabas fuera. Un ángel se encargó de ello, y no era un ángel cualquiera; era un ángel muy especial. Porque hay ángeles bellos, ángeles blancos, dorados, ángeles en el cielo cristiano y en el Olimpo griego, ángeles de la guarda, etc. Hay muchos tipos de ángeles, y entre todos ellos, destacan unos que se separan del resto porque un día concreto llegan a comprender, e intentan ir más allá de lo que les imponen. A estos ángeles se les expulsa, se les atan las alas o directamente se les cortan y se dejan caer desde su lugar de origen, renaciendo así en la tierra y mezclándose con el ser humano, el terrible ser humano. Un ser que los ángeles normales no pueden entender, pero que los expulsados comprenden a la perfección. Los ángeles caídos son dueños de una lucidez suficiente como para no ser engañados y enfrentarse a todo con sonrisas torcidas.
Con todo esto en mente, te empiezas a cuestionar si lo tuyo con los seres alados es pura coincidencia, puta coincidencia (que no es lo mismo lo uno que lo otro) o simplemente alguien quiere gastarte una inocentada a largo plazo. Porque ya conociste a un ángel antes. Y también lo habían expulsado. ¿Lo recuerdas? Claro que sí, cómo no lo vas a recordar. Te enamoraste de él. Tenía el brillo del sol, la oscuridad de la luna y las alas de una paloma. Le querías más que a tu propia vida; y le quemaste las plumas, ¿recuerdas? Tú, hijo de puta, le quemaste las plumas y casi le cortas las alas para siempre. A ella, que te dio las alas y la vida.
Ahora, pasado mucho tiempo, crees que todo acabó. Conoces a otro ángel que te saca de las brasas, aparece de la nada y con el desinterés que caracteriza a las pocas personas importantes en tu vida te da un motivo por el que luchar. Todo perfecto, ¿no?... ¿no? No, todo no. Un día rebuscas en el baúl de los recuerdos, en ese lugar que juraste no profanar para no desenterrar a los fantasmas enterrados. Rebuscas para abrir un poco tu alma al ángel caído y encuentras algo que no debiste encontrar. Una letra, un recuerdo. Un fantasma. Los recuerdos, como ya sabías, son fantasmas que si no se ahuyentan con criterio y lucidez, se ahogan con vino y mujeres. Criterio no has tenido en tu vida, y lo sabes. Lucidez, creías que tenías. Ya sabes que no. Plan B: ¿Mujeres?... déjalo, imposible. ¿Vino?... bien, me place. Así sea. Vino pues. Vino para olvidar, enterrar, ahuyentar, ¿verdad? No, vino para ahogar. Y ahora se te ha atragantado el vino a medio sorbo. Ahí tienes a tu fantasma, el fantasma de ti. “The ghost of you”, ¿recuerdas? Claro que sí. No es más que eso, un recuerdo, una letra. Una canción olvidada. Debiste suponerlo, joder, debiste temerle y respetarle, no era algo casual. Una canción así sólo vuelve porque aún le queda una cuenta por saldar. No es más que eso, una letra, una canción. Un recuerdo. Un fantasma.
Y los fantasmas son fantasmas porque no descansan en paz.
6 comentarios:
Se tu, que seas como seas eres unico y especial, no escuches las palabras subjetivas guiadas por sentimientos encontrados de gente que por lo que ha signifacado para ti se creen dueñas del saber del porque de cada uno de tus movimientos o de tus palabras, no pongo en duda su conocimiento sobre ti pero la mentalidad humana nunca se puede preveer y solo tu sabes que es lo que hay dentro de tu cabeza, y eres lo suficientemente inteligente para saber hasta que punto tiene razon lo que te dicen y aunque se lo nieges luego aprovexarlo para el propio beneficio, yo se que ese angel del que hablas es bueno, y estara ahi para lo que necesites igual que tu lo estas para el, pero con sentimientos por medio siempre se tiende a imaginar una otra por ahiii y ademas que mas le dara a ella.......... en fin que la sinceridad la confianza el apoyo no siempre tiene que ir acompañado de un amor romantico que te haga sentir cada momento como unico que te cueste respirar de la felicidad de estar con la otra perosona,basta que lo acompañe un poco de amor entre personas humanas entrea amigos, personas k conjenian y k se entienden con una mirada no hace falta k se tu novia o novio porque hay muchas personas que tienen esa capacidad contigo y no te tienes k kedar con una.............tu sabes que quiero decir no todo en esta vida es una relacion de novios, eso no es mas k una manera de clasificar todo en esta vida clasificar y archivar, la vida no es eso disfrutala porque aun hay muxos angeles que conocer y que te encontraran y apoyate solo en las personas que son honestas contigo que no juegan con su egoismo a ver cuanto te pueden joder.
Besososos de tu angel de alkiler jajajjajaja
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