lunes, 23 de abril de 2007

Una noche sin luna en San Pedro...

Una noche de buen vino
y de mejor compañía
anduvimos por la calle
hasta aplastarnos el día
y nos bañamos vestidos
como en un día de boda.
En la villa de San Pedro
vi el paraíso en su boca.

Y su madre en la cocina
preparándole la cena.
Nadie cena como en casa
si la que guisa es mamá;
el mundo ajeno a lo nuestro
iba a su velocidad,
mientras que ella y yo anudados
nos prometimos el mar.

Nos prometimos el mar,
lleno de vida y de sal
llenamos el corazón,
violencia y calma a la vez,
él es el mismo traidor.
Azul o verde da igual,
nos prometimos el mar.

Y me he pasado las horas
apoyado en la farola
que daba luz a su puerta
sólo por verla pasar.
Aguantando las tormentas
por regalarle una rosa,
rosa que nunca le dí...
ya no la volví a ver mas.

Nos prometimos el mar,
lleno de vida y de sal
llenamos el corazón,
violencia y calma a la vez,
él es el mismo traidor.
Azul o verde da igual,
nos prometimos el mar.

Uno y una no son dos,
uno y una es lo que es,
y un día yo tome mi senda
y ella la suya también.
Y si el destino quisiera
hacer con las dos un lazo
me agarraré a su cintura
y haré un nudo con mis brazos
porque una noche sin luna
nos prometimos el mar.

La vida son 4 días
y yo por el tercero voy.
Y ese día que me queda
lo soñé para los dos;
pero si por una de estas
ella no vuelve a pasar
recordaré que en San Pedro
nos prometimos el mar.

Nos prometimos el mar,
lleno de vida y de sal
llenamos el corazón,
violencia y calma a la vez,
él es el mismo traidor.
Azul o verde da igual,
nos prometimos el mar.



Para Ángela, por estar ahí. San Pedro, de Carlos Goñi.


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